Documento de Izquierda Internacional
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INTRODUCCIÓN:
En la actualidad se niega en una parte del mundo la opresión de la mujer, sobre todo en los estados confesionales o religiosos. Por otra parte, se reconoce esa opresión, sin embargo, no hay unanimidad con respecto a las causas por las cuales sigue existiendo, por eso existen múltiples propuestas para resolverlo.
Otro aspecto tiene que ver con las diferentes posiciones existentes respecto a la dinámica de esa desigualdad. Algunos sostienen que ha ido mejorando a través del tiempo y otros sostenemos que sucede lo contrario.
En este documento daremos un breve recorrido histórico sobre la opresión de género, y la situación dentro del capitalismo. También expondremos nuestra posición respecto a las características y relaciones entre opresión y explotación. Como corolario apuntaremos a las causas y las responsabilidades por un lado y las tareas necesarias para terminar con esta condición, por otro.
Por último, describiremos esas tareas para llevar a cabo los cambios en forma de programa.
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1. BREVE RECORRIDO HISTÓRICO.
En las sociedades comunistas primitivas no existía la opresión de las mujeres ya que la división del trabajo era incipiente, basándose sólo en cuestiones biológicas y de necesidades básicas de supervivencia para su propia existencia y por tanto decisivo en las distintas fases de desarrollo de las sociedades. Las tareas de la mujer entonces, se reducían a la reproducción, mientras que el cuidado de los hijos y la búsqueda de alimentos eran comunitarios. Lejos de ser inferiores, era una forma de organización socializada. Los hijos se contaban por la vía sanguínea materna dándole una cierta hegemonía a la mujer, lo que se denominaba una sociedad de filiación materna. Esta filiación materna perdura hasta que aparecen las castas primero y las clases después trayendo consigo la opresión y la explotación.
A medida que se fueron modificando y desarrollando las formas de producción, el cultivo de las tierras, la domesticación de animales, el desarrollo de las artesanías y posteriormente las guerras, esas tareas empiezan a ser ejecutadas sólo por los hombres, comenzando así una nueva división del trabajo al producirse un excedente en la producción . El hombre en su posición privilegiada como propietario de los instrumentos de trabajo y procurador de alimentos, obtiene un nuevo poder sobre la mujer. Comienza la necesidad de heredar. El hombre necesita descendientes para que hereden su propiedad y es ahí cuando la mujer también pierde su hegemonía de filiación. La sociedad se convierte en una “sociedad patriarcal”. Engels escribe al respecto: “El derrocamiento del derecho materno fue una gran derrota histórica de la mujer. El hombre empuñó las riendas de la casa, la mujer se vio degradada, oprimida, convertida en sierva, esclava de la lujuria del hombre, en un simple instrumento de la reproducción”.
Con la aparición de la propiedad privada aparece la explotación, primero con el esclavismo (dueños de las tierras, las bestias y los hombres), y más tarde el mercantilismo precapitalista que genera las precondiciones para el capitalismo con el intercambio y comercialización del excedente de la producción. Es entonces cuando la desigualdad y la opresión se ponen al servicio de la explotación. La familia como unidad funcional del sistema productivo social existente se va modificando, hasta conformarse la Comunidad familiar Patriarcal donde la mujer es solo un engranaje de reproducción y por ende de opresión dentro del ámbito de la privacidad familiar, viendo reducida su vida cultural, social y política.
El Feudalismo se asienta en la familia monogámica con arreglo a las características específicas de este sistema: producción de bienes de uso, vida rural y aislada, involución cultural. Todo ello justificado ideológicamente por el catolicismo.
A posteriori el islam reproduce una forma semejante de organización respecto a la organización familiar.
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2. MUJER, GÉNERO Y FAMILIA EN EL CAPITALISMO:
Engels en su obra “El Origen de La Familia, la Propiedad Privada y el Estado”, explicó como la creación de la propiedad privada y en su mayor desarrollo, el Capitalismo, provoca las condiciones de máxima opresión y superexplotación sobre las mujeres, al surgir la sociedad de clases.
El sistema de producción Capitalista transforma a la comunidad familiar Patriarcal, en Familia y sociedad monogámica Patriarcal al servicio de sus propios fines, constituida como la célula de producción y reproducción de los obreros, se perpetuó bajo formas modificadas como ”institución social” del patrimonio de las burguesías agrarias, comerciales e industriales y como transmisión hereditaria del patrimonio.
A medida que se fueron desarrollando los medios de producción y de cambio producto de la revolución industrial y las guerras, los regímenes burgueses ya sean democráticos, autocráticos, o dictatoriales, etc., necesitaron de la fuerza de trabajo asalariado de la mujer pobre y es ahí cuando se la introduce al régimen de explotación social productiva, donde las condiciones laborales y salariales han sido de superexplotación creciente.
Todo este sistema de organización de la familia patriarcal fue adaptado por el capital a las nuevas necesidades surgidas de la división del trabajo social productivo, organizado por los Estados burgueses con la fundamentación ideológica de las religiones, al servicio de las clases dominantes explotadoras que sigue perdurando en la actualidad.
Destacamos entonces el doble carácter de opresión y explotación de las mujeres trabajadoras. 1) Opresión en todos los ámbitos de la sociedad incluso en el Familiar Privado y 2) Explotación como clase trabajadora en el terreno de la producción social.
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3. CONSIDERACIONES GENERALES
La opresión de las mujeres (que en el siglo XX se incluye en el concepto de Género) es transversal a todas las clases sociales, pero no la sufren de igual modo ni se expresa de la misma manera en todos los lugares del planeta, siendo siempre desigual y combinado.
Es claro que las distintas formas que asume la opresión, siendo todas repudiables, no tienen la misma importancia. Tampoco se manifiesta igual en las diversas regiones del mundo. En algunos lugares priman ciertas formas que son menos frecuentes que en otros. Resulta importante poner de manifiesto las formas de opresión extrema y paralelamente explicar que no se deben tolerar las otras porque se legitima una escala de valores que tarde o temprano termina cuestionando el derecho mismo a la vida.
Los secuestros de mujeres y niñas en África (Boko Haram, Burkina Faso, etc.) es otra manifestación de la brutal realidad que viven, al ser un negocio para los grupos armados de esa región. Algunas, las menos, logran volver con su familia. La mayoría son reducidas a la esclavitud, obligadas a casarse, son violadas, castigadas, torturadas, etc.
En algunos países asiáticos y de oriente medio se realizan ablaciones de clítoris (MGF: Mutilación Genital Femenina), que no siempre se realizan con médicos ni en condiciones higiénicas, dando lugar a infecciones, hemorragias, abscesos, dificultad en el parto, etc. Su único objetivo es el control sobre las mujeres y asegurar la virginidad antes del matrimonio.
Los hombres o las reglamentaciones nacionales determinan la vestimenta que deben usar las mujeres y qué actividades o actos les está permitido realizar, en regiones como Afganistán, Irán.
En Níger, Bangladesh, Indonesia, está permitido el matrimonio con niñas, bajo la concepción mahometana que la mujer debe ser dócil ante el esposo.
Todas estas opresiones no se deben legitimar bajo ningún punto de vista. Son concepciones machistas en extremo, llevando a una involución y atraso de miles de años.
Por supuesto que en todos estos actos mencionados, está la RELIGIÓN como ideóloga e instigadora para que se cumpla y se lleve a cabo.
Debemos explicar hasta el cansancio que somos dueñas de nuestro cuerpo y que NADIE puede decidir por nosotras qué hacer, qué vestimenta usar, qué actividades realizar, etc.
Por último y no menos importante, es la discriminación social o laboral de cualquier género. No sólo no tenemos acceso al mismo trabajo y pago que los hombres, sino que debemos realizar tareas de cuidado de hijos o padres mayores.
De acuerdo con el último informe de la ONU (2022), se contabiliza que 5 mujeres son asesinadas por hora en el mundo, 81.000 mujeres y niñas fueron asesinadas en 2021. Cada 11 minutos una mujer o niña muere asesinada por un familiar o persona relacionada con la familia.
Con el inicio de la pandemia, hubo un aumento significativo de femicidios.
También en la pandemia el desempleo de las mujeres jóvenes fue el doble que en los hombres jóvenes. Siendo de mayor informalidad para ellas.
Las formas de opresión y explotación también se dan en todas las diversidades sexuales: transgéneros, no binarias, así como la represión y discriminación en mayor o menor grado dependiendo del lugar donde vivan.
Defendemos los derechos de las trabajadoras sexuales a contar con seguro de salud, afiliación sindical, jubilación, espacios seguros con la higiene correspondiente para ejercer su trabajo y fundamentalmente facilitar otras fuentes de trabajo cuando ejercieran la prostitución contra su voluntad u obligadas por las condiciones sociales imperantes. Bajo el socialismo tomaremos todas las medidas necesarias para acompañar su extinción.
El femicidio en tanto expresión actual extrema de la opresión de género es la forma concreta que asume en esta época de Socialismo o extinción, donde el capitalismo no puede ya garantizar mínimamente siquiera la vida de la mujer y de las distintas identidades oprimidas. Lejos de eso, las sociedades gobernadas por sectas religiosas como Afganistán, Irán, Israel, Libia, Somalia, Sudán, etc., nos muestran el rápido desarrollo hacia la barbarie al que nos arrastra el capitalismo y que es inevitable si no lo detenemos a tiempo. Para nosotras la prioridad es contribuir a evitar los ataques a la vida de las mujeres como los femicidios.
La liberación de la mujer solo se puede producir cambiando el sistema de producción capitalista (causa de todo lo enunciado anteriormente) por un sistema socialista destruyendo la sociedad de clases, lo que generará las condiciones para la socialización de la estructura de la familia, la cultura y la vida de la mujer.
Desde los escritos de Marx y Engels en el Manifiesto Comunista argumentaron cómo la clase dominante oprime a las mujeres y las relega a “CIUDADANAS DE SEGUNDA CLASE” en la sociedad y dentro de la familia.
Lenin abordó el tema a nivel teórico y práctico argumentando que “el partido revolucionario debe ser la tribuna de los oprimidos” explicando que la toma de conciencia revolucionaria requiere de la voluntad de los trabajadores para defender los intereses de todos los oprimidos de la sociedad como parte de la lucha por el socialismo. Esta formulación es importante para entender el rol del movimiento socialista no solo en la lucha de clases, sino también en la lucha contra toda forma de opresión y agrega que aunque el sistema capitalista se basa, esencialmente, en la explotación de la clase obrera( división de la sociedad en explotadores y explotados), al mismo tiempo, el capitalismo utiliza otras formas de opresión para mantenerse y estas formas afectan a todas las clases y fundamentalmente a la mujer.
Toda nuestra lucha es por la liberación de la mujer. Desde Izquierda Internacional llamamos a la unidad de acción de todas las corrientes que se opongan a la opresión de género para luchar a fondo y lograr la liberación final, tantos años avasallada.
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¿QUÉ PROPONEMOS?
· Tomar en sus manos el problema. La única forma de liberarnos es enfrentando a quienes nos oprimen. No delegar a que lo resuelvan otros.
· Lucha intransigente por la liberación de la mujer y los diversos géneros.
· Paremos los asesinatos. Hay que formar grupos de autodefensa que enfrenten a los agresores.
· Por estados laicos. Fuera la religión del estado y la política.
· Nada de ablaciones. Organizaciones de mujeres para evitarlas.
· Basta de casamientos prefijados con excusas religiosas.
· Prohibición de adoctrinamiento religioso a niños y adolescentes. Qué ellos elijan libremente sus concepciones con la mayoría de edad.
· Fuera el sistema judicial y las fuerzas de seguridad que permiten los asesinatos, violaciones, vejaciones y abusos.
· Defensa incondicional de las trabajadoras sexuales.
· Trabajo en iguales condiciones para todas las mujeres mayores de edad.
· Comedores comunitarios, guarderías y traslados gratuitos para todos los niños.
· Instituciones comunales universales que cuiden a los adultos mayores, personas enfermas o que necesiten cuidados especiales.
· Por partos y exámenes ginecológicos respetados.
· Las mujeres no deben llevar solas sobre sus espaldas la obligación que corresponde a toda la sociedad de cuidar y proteger a quienes hoy dependen de los demás. Abajo el egoísmo capitalista.
· Por anticonceptivos de calidad y efectivos, accesibles y gratuitos para todos.
· Por el cumplimiento de todas las leyes que otorgan derechos a los niños y jóvenes para acceder asistencia social en caso de abuso en el hogar.
· Contra de las esterilizaciones forzosas y controles arbitrarios y/o forzados de la natalidad.
· Derecho al aborto seguro y gratuito.
· Acceso a cirugía de reasignación de sexo o terapia hormonal.
· Por un partido revolucionario, única posibilidad de cambiar la sociedad capitalista por una socialista, donde todas las diversidades sexuales podamos ser libres.
· No hay tiempo. ¡Debemos actuar ya!
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