Frente a la policrisis, un programa revolucionario para el Agua

El agua dulce superficial de ríos, lagos y humedales apenas llega al 0.00775% del total de agua del planeta, menos de una cienmilésima parte, el agua dulce total ronda el 2.5%, pero llega al 0.01% si se descuentan el hielo, los glaciares y el permafrost (Conagua, s.f.), en estos ambientes vive una décima parte de las especies que además enfrentan una tasa de extinción poblacional del 83% (WWF, 2018). El agua es una de las sustancias más importantes para la vida en el planeta y ocupa el 70% de la superficie. De su ciclo y composición dependen los ecosistemas y procesos atmosféricos.

El desarrollo y existencia de la humanidad ha requerido este líquido para sus diversas necesidades, no obstante, luego de la revolución higienista y con la llegada de la sociedad industrial emanada del capitalismo, hoy tenemos inmensas porciones de agua contaminada, alteraciones climáticas que se agravan, el despojo a millones de seres humanos y seres vivos que se ven dirigidos a integrarse en las cifras de malestares y muertes. Una buena parte del agua potable en todo el mundo proviene de las zonas boscosas, que mantienen una elevada calidad y cantidad disponible, regulando su flujo tanto en la superficie como de forma subterránea (Conanp, 2021). Por su parte los humedales, como las ciénagas, manglares, pantanos, etc., mantienen la separación de aguas y mitigan los efectos de fenómenos como ciclones o mareas además de ser sumideros de carbono, parte importante en el ciclo del carbono. 

Cerca de un 70% del agua usada por el ser humano es dirigida a la agricultura (FAO, 2011) pero buena parte de ésta va a la industria cárnica -bajo una ineficiencia terrible pues se desecha una tercera parte de los alimentos que se produce (BBC,2020)-, el resto es para generación de energía y procesos industriales, menos de un 10% para uso doméstico. Entre el 30% y el 50% del agua utilizada es extraída por fuera o encima de la regulación (BBC, 2020). La huella hídrica en alimentos se lleva aproximadamente un 70% del agua extraída total, donde encabezan la las almendras, las carnes de res, cerdo, cordero, pollo, los alimentos procesados, el café, el chocolate, las lentejas, el garbanzo, la soya, el higo, el mango, el albaricoques, la pera, el mijo sorgo, maíz, el trigo, el avena, arroz, centeno, la cebada, los espárragos, el aguacate, la alcachofa, la ciruela, cerezas, arándanos, la leche, azúcar, estos últimos con cerca de 1000 lt, mientras los primeros superan los 20,000 lt. Fuera del rubro alimenticio, un automóvil implica entre 50 a 83 mil litros, zapatos de piel, celulares, sábanas de algodón, pantalones, rondan entre los 7 mil y 15 mil. Un microchip de 30 a 45lt y medio litro de refresco 309 litros (Conagua, Fundación Aquae, Tec de Monterrey, es Agua).

Los países con mayor consumo de agua per cápita en el mundo, de acuerdo con la ONU (2021), son Estados Unidos con 575 lt diarios, Australia con 493, Italia 386, Japón 374, México 366, España 366 y Noruega con 301, mientras que los que tienen un menor acceso al agua son Eritrea donde sólo un 19% tiene acceso, seguido por Papúa Nueva Guinea con 37%, Uganda 38%, Etiopía 39%, República Democrática del Congo 39%, Somalia 40%, Angola 41%, Chad 43%, Nigeria 46% y Mozambique 47% (WaterAid, 2018). Los países con mayor huella ecológica son China, EUA, India, Rusia, Brasil, Japón, Indonesia, Alemania, México y Francia (Footprint Network, 2011). 

Ahora se escucha día a día que el agua es más valiosa que el oro o el petróleo en los mercados internacionales y que esto es parte de la lucha por el dominio mundial. Brasil tiene casi la quinta parte de las reservas de agua en el mundo (Banco Mundial, 2016), seguido por Rusia (20%), Canadá (7%), EUA (6%), China (6%), Colombia, la Unión Europea, Indonesia, India, República Democrática del Congo, están cercanos o debajo del 4% (El Ágora Diario, 2021). Alrededor de tres cuartas partes de los países del mundo comparten ríos o lagos con sus vecinos (200 ríos y 300 lagos) (iAgua,2017). El control del agua es un desencadenante de conflicto, arma u objetivo a conquistar, véase una larga lista de casos como el palestino-israelí y sirio, el de Tayikistán y Kirguistán, entre China, India, Bangladesh y Pakistan, la guerra civil en Siria, la disputa entre Bolivia y Chile, los roces por el control de los ríos Tigris y Eufrates por parte de Turquía, Siria e Irak, el río Zambeze entre Mozambique y Zimbabwe, el río Nilo con Egipto, Etiopía y Sudán, el río Bravo entre Estados Unidos y México, entre otros. 

Para muchos pueblos alrededor del mundo el agua no sólo es un recurso, sino un bien sagrado que ayuda a equilibrar el ambiente y la vida, que debe de ser respetada y cuidada por sus características especiales. La lucha de los pueblos, barrios y comunidades alrededor del mundo como la Guerra del Agua en Bolivia, diversas luchas en México, Uruguay, etc., son antecedentes, resistencias y experiencias de suma importancia para el movimiento antiextincionista revolucionario internacional, en las cuales apoyamos el boicot, la denuncia y cualquier acción para la defensa del agua para la vida. En muchos países son las grandes empresas u oligarquías las que tienen acaparada el agua; las oligarquías mantienen el agua para sí y la utilizan para oprimir al pueblo; las grandes empresas, en su lógica de producción y ganancias infinitas, crean todo un sistema de mercadotecnia y modos de vida para impulsar un consumismo infinito, hace que la estructura económica responda a sus intereses y no a los de los explotados, oprimidos ni de los ecosistemas y demás especies, produciendo productos sumamente dañinos a la salud, contaminantes y muchas veces innecesarios. 

Defender el agua es defender la supervivencia en un contexto de policrisis y catástrofes climáticas. Muchos pueblos en el mundo, sobre todo de países coloniales y semicoloniales sufren un despojo de sus recursos naturales y ven reservado el “derecho” al agua sólo al gran capital, pues sus gobiernos son incapaces de garantizar su seguridad hídrica, todo lo contrario, obedecen a intereses de las transnacionales y otros grupos criminales. De acuerdo con el PNUD, el coste del agua no debería superar el 3% de los ingresos de la unidad familiar, pero la realidad es que los países pobres pagan hasta 50 veces más por un litro de agua que sus vecinos más ricos debido a que los primeros están orillados a comprar el agua a vendedores privados, el derecho al agua potable está secuestrado por grandes transnacionales como Coca-Cola, Nestlè, Constellation Brands, etc., dentro de sus actividades realizan el embotellamiento del agua que se supondría le pertenece al pueblo para luego vendersela bajo una supuesta “purificación”. 

Cerca de un 30% de la población mundial en 2020 no tenía acceso a agua potable (UNICEF y OMS, 2019) y se prevé que hacia 2050 aumente al 52%, también el 36% de la población mundial (2 mil 500 millones de personas) vivía en zonas bajo “estrés hídrico” (ONU,2021). Casi dos terceras partes de la población mundial viven en ciudades y estas son altamente vulnerables a los problemas de agua (WB, 2022), hay poblaciones que dependen económicamente del agua de otras regiones, por ejemplo, Europa tiene el 40% de su huella hídrica fuera de sus fronteras (es agua, 2012). Expertos predicen que para 2030 la demanda mundial de agua superará la oferta en un 40% (ONU,2021). La OMS menciona que la fuente de agua debe situarse a menos de 1.000 metros del hogar, sin embargo, millones de personas en el mundo llegan a requerir hasta 6 horas de trayecto en conseguir agua para uso doméstico. Por si fuese poco, entre 35 y 40% del suministro de agua de los países del mundo se pierde en fugas (Værum, 2019). 

La densidad demográfica promedio de las zonas costeras ya en 2005 duplicaba el promedio mundial (PNUMA), para 2007, más de 100 millones de personas vivían en áreas que no superaban un metro por encima del nivel del mar; de las 33 megalópolis que hay en el mundo, 21 están situadas en zonas costeras, y la mayoría de ellas, se ubican en países en desarrollo (PNUMA, 2007). Más del 20% del PIB global ya se produce en zonas de riesgo de escasez de agua (ONU, 2021). En 2020 el 46% de la población mundial carecía de un saneamiento seguro y la mortalidad infantil afectaba a 297,000 menores de cinco años anualmente por enfermedades diarreicas relacionadas a las malas condiciones del agua, cuando casi un décimo de la carga global de enfermedades podría ser contenida mejorando el abasto de agua, saneamiento, higiene y la gestión de los recursos hídricos (OMS/UNICEF 2019), menos del 20% del agua usada es tratada, de acuerdo con la ONU, más del 80% de las aguas residuales que llegan a mares y océanos están sin depurar. Las reservas de agua subterráneas abastecen al 80% de la población mundial y el 4% de esas reservas ya están contaminadas (Fundación Aquae, 2021). 

Frente a la crisis y catástrofes climáticas la burguesía busca acaparar la mayor cantidad de recursos y prescindir lo más posible de las masas. Para el gran capital como Elon Musk un planeta Tierra no es suficiente, por eso la carrera aeroespacial se ha concentrado en buscar recursos y zonas habitables fuera del planeta, mientras a este se le sigue exprimiendo y devastando. El discurso que ha inundado la boca de los políticos burgueses con sus empresarios responsabilizan a los individuos del desastre mundial, busca desmoralizar e inmovilizar a las masas para que éstas no se vuelvan en contra de estos gigantes depredadores. Esto es una política criminal, extincionista. Las regiones que enfrentarán los peores costos serán las que siempre lo han sido, huracanes y sequías golpearán más fuertemente al sur global.

La búsqueda por una seguridad y justicia hídricas pasa no solamente por la recuperación y conservación de áreas naturales, sino también por la democratización de la tecnología hacia el tratamiento de aguas o de recarga de acuíferos, aprovechamiento circular de los recursos y demás actividades que coadyuven en la supervivencia de las masas de oprimidos y explotados. Muchas de estas tecnologías son costosas, sin embargo, las ganancias del capital y de los países imperialistas han sido más costosas para el medio ambiente y los pueblos, aún así se deberá procurar que los métodos usados no tengan un saldo negativo para el ambiente y los ecosistemas. La industria y grandes corporativos generalmente toman el agua potable pública cuando ésta les es más barata en lugar de asumir los costos completos de su extracción. La recuperación hídrica no sólo depende de la gestión del agua, 

De no actuar ambiciosamente frente a la crisis climática, ambiental y el actual sistema, todo empeorará. No podemos quedarnos de brazos cruzados a ver cómo nuestros seres queridos, nuestro patrimonio, nuestra propia vida y la existencia de miles de especies son arrastradas por la ambición y egoísmo de las cúpulas del poder mundial, pagando la violencia, miseria y caos, nosotros quienes hemos trabajado generando la riqueza no tenemos otra cosa qué perder más que nuestras cadenas pero sí tenemos un futuro qué ganar.

Es por ello que desde Izquierda Internacional levantamos los siguientes puntos respecto al tema del agua. 

-Garantizar el acceso al agua para la vida humana y ecosistemas. Para las actividades industriales o agrícolas deberán ser las compañías las que apliquen procesos de tratamiento y reuso del agua bajo esquemas energéticos propios y renovables  a fin de generar procesos de mayor circularidad y sustentabilidad. 

-Control obrero-popular del Agua, renacionalización del recurso, aprovechamiento e industria establecida en torno a ella. Los pueblos a través de empresas nacionales gestionadas por los trabajadores y el pueblo determinarán cómo se usa y distribuye el agua. Cancelación de todo tipo de concesiones, prerrogativas, privatizaciones o uso privado del agua. 

-Reorientación de la economía del agua, los usos y productos que la requieran serán orientados a servicio de los sectores explotados, oprimidos y los ecosistemas, no del capital.

-Indemnización de afectaciones que las empresas y países imperialistas han provocado, incluidos los daños causados por fenómenos meteorológicos.  

-Recuperar, conservar y crear espacios de recarga de acuíferos, así como la recuperación ecológica. No se permitirán modificaciones de uso de suelo en ambientes cruciales para la amortiguación del clima y sus fenómenos ni en aquellos estratégicos para la conservación de la biodiversidad, debemos revertir la frontera agrícola. 

Dicho programa no puede ser aplicado por ningún gobierno burgués, por más progresista que sea. Para la aplicación de este programa se deben articular cambios indudables en otras áreas como la planeación urbana y la economía. Es por ello que resulta indispensable un gobierno revolucionario obrero, campesino y popular, que tenga un proceso de movilización de masas y una fuerte determinación antiextincionista. 

¡Agua para la vida!

¡Justicia y Seguridad hídricas globales!

¡Control obrero-popular del Agua!

¡Por una sociedad sustentable!

#SocialismooExtinción

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