Nicaragua atrapada en las redes de terror del régimen

Declaración de Izquierda Internacional (Left Party, EE. UU.; OIR, Argentina y OPM, México)

09/07/2021

El pueblo nicaragüense está en una de sus situaciones más críticas de su historia. Luego de masacrar la sublevación juvenil de abril del 2018 a sangre y fuego, con centenares de muertos y cientos de presos políticos, el gobierno Orteguista se lanza ahora contra todos sus opositores, posibles candidatos presidenciales y sus organizaciones. También se han encarcelado algunos jóvenes que fueron dirigentes en el 2018 y algunos dirigentes campesinos.

El régimen con Daniel Ortega a la cabeza ha desarrollado una parábola desde la toma del poder hace 42 años hasta hoy. Primero reprimió a quienes estaban a su izquierda como la BSB, las MILPAS, el Diario El Pueblo y la LMR, hoy PSC, luego se vuelca a una guerra civil contra los contras que cuesta centenares de miles de vidas y que concluye en una situación semejante a la previa a su ascenso al poder y una derrota política en las elecciones de 1990; ahora, la situación social de las masas es angustiante, las libertades políticas se han extinguido al igual que las esperanzas de cambio.

La confusión actual tiene una explicación simple, en la cabeza de las masas conviven, por un lado, el horror del pasado somocista encarnado en los retazos de la derecha actual y sus personeros, herederos de la vieja oligarquía local ligada al imperialismo yanqui y, paralelamente, el régimen surgido de aquella revolución se ha transformado en una burda parodia con discurso antiyanqui, que hambrea y reprime a su propio pueblo. Todo el mundo sabe que criticar al régimen equivale – en el mejor de los casos – a mudarse a un calabozo.

Muy lejos han quedado las promesas de un futuro socialista, hoy es una democracia semicolonial sumida en el atraso, apoyada en los grandes empresarios exportadores y algunas iglesias evangélicas siguiendo el camino de Venezuela y Perú.

El gobierno aún mantiene una base popular de apoyo, aunque paulatinamente mermada por sus traiciones y por el descontento de muchos de sus ex compañeros de ruta, gran parte de ellos marginados o expulsados del sandinismo.

La sumisión de Ortega al imperialismo chino y brasileño le ha permitido sobreactuar sus críticas a Estados Unidos, buscando mantener un perfil de luchador aguerrido, que cada día le resulta más difícil sostener a pesar de la retórica. Esa sumisión ha sido la base material para sostener la economía sin mayores contratiempos en los últimos quince años hasta el año 2017, cuando China decidió cancelar la construcción del canal interoceánico ante la firme oposición de pueblos originarios y comunidades rurales contra el desmonte y las consecuencias ambientales de las obras de infraestructura.

A partir de allí nada fue igual, sumado a la caída en desgracia de buena parte de las empresas brasileñas, Nicaragua perdió la oferta de obras de infraestructura con financiamiento blando, así como la compra de carbón e hidrocarburos a precios subsidiados, por lo que debió comenzar un severo plan de ajuste que contemplaba, las reformas del sistema previsional y laboral.

Esto generó la más importante reacción popular en 2018 que puso en jaque al régimen con cientos de actos y movilizaciones que, sin embargo, no lograron quebrarlo debido a la falta de dirección independiente de las masas. Finalmente, el gobierno logró rehacerse sobre la base de una feroz represión con saldo de muertos, heridos y encarcelados.

Las masas hoy están cansadas de guerra, represión y horrores por lo que no tienen voluntad política de enfrentar al régimen, pero no lo quieren.

Desde Izquierda Internacional nos oponemos a cualquier intento de intervención imperialista en Nicaragua bajo cualquier excusa y destacamos la hipocresía de las organizaciones de DDHH internacionales que hoy se preocupan por algunos dirigentes burgueses presos, pero no movieron un dedo frente a las masacres perpetradas por el Orteguismo en el 2018 y antes.

Debe ser el mismo pueblo nicaragüense quien busque el camino para deshacerse del régimen hambreador y represivo y para ello no debe confiar ni en burgueses ni en el imperialismo que siempre han atacado y entregado sus luchas.

¡Libertad a Todos los presos Políticos!

Derogación de las leyes de seguridad interior que se utilizan para detener opositores como la Ley contra el Lavado de Dinero y el terrorismo.

Derecho de inscripción a todos los partidos políticos incluidos los de izquierda que se presenten.

¡Por la construcción de una dirección revolucionaria auténtica de los jóvenes, trabajadores y campesinos!

Es necesario detener la frenética destrucción del ambiente como única matriz económica volcada a las exportaciones.

¡Socialismo o Extinción!

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