Por CJ Korps y Carlos Petroni (León Pérez)
Traducción por N. Martz
Francia está atravesando por una serie de cambios sísmicos sociales y económicos que han creado continuamente confusión y división. Éste artículo tiene como objetivo de alumbrar en la situación desde la perspectiva Marxista, específicamente desde el punto de vista Trotskista para informarle al mundo acerca de la inminente transformación de Francia de ser un poder imperialista a un país menor Europeo parecido a España.
Uno de los retos sencillos que encara Francia es la persistente amenaza de ataques terroristas. El país ha sido objetivo de grupos afiliados a ISIS, Al-Qaeda y otros por su colaboración con Estados Unidos en acciones militares. De acuerdo a datos oficiales de la Europol, Francia ha pasado por experiencias de ataques jihadistas más que ningún otro país miembro de la Unión Europea desde que se estableció el Estado islámico califato en Iraq y en Siria en 2014. En ese país existe una gran población musulmana, judía y Cristiana lo cual lo convierte en un objetivo para grupos extremistas buscando explotar las tensiones sociales y religiosas. El compromiso de Francia por ser un país laico, el cual los jihadistas se oponen con vehemencia, que más aun exacerba la situación.
Además, Francia lucha contra múltiples crisis, incluyendo el Movimiento de los Chalecos Amarillos, el reto de su dependencia de los combustibles fósiles y la necesidad de la conversión del sector Agrícola. Las protestas de los Chalecos Amarillos resaltaron las profundamente arraigadas inequidades socioeconómicas en Francia y la creciente inconformidad y descontento en la clase trabajadora. Mientras tanto, la gran dependencia del país en los combustibles fósiles, particularmente en la industria agrícola que dificultan los esfuerzos para lidiar con los cambios climáticos y poder transicionar a fuentes de energía sostenibles. El movimiento de los Chalecos Amarillos fracasó al dirigirse a la cuestión de la conversión de la industria limitándose a solicitar la restauración de los subsidios.
La pandemia de Covid-19 ha dejado sus huellas en Francia afectando el tejido social y económico. La devastación de la pandemia ha exacerbado las inequidades existentes y ha expuesto las vulnerabilidades del sistema de salud y del mercado laboral de ese país. La caída económica y las interrupciones sociales causadas por la pandemia han nutrido el fuego del descontento y la inestabilidad y la recesión económica.
Las miles de muertes causadas por las olas de calor y otras catástrofes causadas por los cambios climáticos causados por el sistema capitalista son avisos más del fin de la sociedad como ha existido y la verdad es que los oprimidos no aceptan la dominación de la clase burguesa y la importancia de la clase dominante de imponerse sobre todos los sectores de la sociedad están preanunciando el fin del “contrato social” de opresión y de la esclavitud industrial impuesta a la fuerza sobre la clase trabajadora. La clase gobernante no tiene estrategias mitigantes y está permitiendo que los trabajadores y los jóvenes carguen solos sobre sus hombros la crisis climática con muy poco o sin recursos.
La economía francesa es una montaña rusa. En la última década experimentó dos recesiones, dos recuperaciones débiles, y una pronunciada crisis con inflación y una alta tasa de desempleo en la juventud. La guerra en Ucrania, la perdida de turistas e industria de defensa y el sector financiero cada vez más colonizado por otros poderosos imperialistas han debilitado la autonomía del capital financiero de Francia, este es uno de los síntomas de la decadencia imperial.
Además de estos retos, el involucramiento de Francia en la guerra inter-imperialista en Ucrania ha llegado con un costo significativo. Dicho país ha asignado considerables recursos en términos de apoyo financiero y armamento a las tropas Ucranianas que son de facto tropas de la OTAN luchando contra los imperialistas rusos. Esta inversión ha resultado en la perdida de miles de millones de dólares, incrementado la inflación e interrumpiendo relaciones comerciales con el Oriente. Las industrias principales tales como la industria metalúrgica, y financiera han sufrido contratiempos, llevándolos a significativas pérdidas económicas. Francia ahora está obteniendo petróleo y gas de los Estados Unidos y de otras fuentes en el Oeste a precios más altos de los que ellos estaban acostumbrados a pagar a su proveedor tradicional: Rusia. Esto ayuda a comprender el zigzagueado de Macron sobre temas de la guerra de un día para y el otro proponiendo primero alternativas pacíficas para pasar luego a ser un halcón.
Otro tema principal que está contribuyendo al desenlace del estatus imperialista de Francia son las grandes disputas laborales sobre imposiciones de reformas en las pensiones las cuales hizo más obvio las restricciones financieras del estado imperial. Mientras que unos lideres sindicales han intentado un arreglo con el gobierno, los conflictos entre sindicatos son posible si surgiera un liderazgo basado en la clase trabajadora más radical. El descontento entre los trabajadores y el potencial de agitación más amplio de trabajadores pondría retos significativos a la clase gobernante y a la burguesía francesa que tendría entonces menos espacio para dar concesiones para calmar a los trabajadores.
Francia también encara una rebelión dentro de los migrantes y la juventud que está en contra de la fuerza policíaca la cual es acusada de comportarse de manera criminal y de racismo sistemático. Estos levantamientos sociales reflejan la frustración profundamente arraigada y la ira dentro de las comunidades marginadas las cuales has sufrido la mayor parte de la violencia policiaca y la discriminación. Además, hay un incremento de la extrema derecha y de movimientos fascistas tales como las manifestaciones nacionales de Marine Le Pen que seriamente amenazan el orden establecido. Mientras que la coalición de Le Pen está número dos en el rango después del partido del presidente Macron, su homogeneidad y presencia activa en las calles, sindicatos y comunidades le da una influencia considerable y más poder que lo que indicaría el simple número de sus seguidores.
Mientras que cada crisis ya mencionada, no podría individualmente ser suficiente para eliminar el carácter imperialista de Francia, colectivamente tienen un impacto que plantea retos severos para Francia y su continuo dominio imperial.
Estas crisis levantan preguntas sobre la habilidad de Francia de mantener su estatus como poder mundial. Francia podría llegar a ser un país con poder de tercer rango con dependencia en paises como Estados Unidos, Alemania (también pasando por sus propios cambios críticos de coyuntura) o Inglaterra. El mismo presidente de Francia, Macron, se encuentra vacilando y en crisis entre varias posturas.
Su oposición consiste principalmente de la Social Democracia y de los Estalinistas del movimiento de La France Insumisa. Mientras que el movimiento de France Insumisa inicialmente apoyó a los Chalecos Amarillos, se han mantenido con una postura blanda pacifista sobre el tema de la guerra. Los aliados industriales prominentes más cercanos a Macron, por otro lado, están divididos entre apoyar a la OTAN o favorecer vínculos más cercanos a Rusia. El France Insumisa podría convertirse en un reemplazo frágil para el actual gobierno. Aun así, no duraría meses especialmente si se enfrenta contra una rebelión reforzada de fascistas de un segmento de la extrema derecha en el poder.
Dentro del movimiento Trotskista, hay fragmentación y crisis interna. Algunas facciones dentro del Secretariado Unificado – el Nuevo Partido Anti-Capitalista apoya a la OTAN y al presidente Zelensky, pidiendo que se incremente el apoyo militar contra Rusia. En cambio, Lutte Ouvriere ha adoptado sutilmente una postura pro-Rusia y aún tiene que movilizarse contra la guerra. Estas divisiones internas y conflictos han disminuido aún más la fuerza y la influencia de las fuerzas Trotskistas en Francia.
En resumen, un creciente sentimiento está surgiendo dentro del movimiento de masas en Francia que rechaza el actual status quo. Hay una polarización asimétrica en la política entre la derecha, los fascistas y las fuerzas populares y una débil socialdemocracia y oposición del partido comunista por otro lado. Esta dinámica podría precipitar un choque de enormes proporciones. La clase gobernante burguesa también reconoce la insostenible y continua gobernanza entre una serie de crisis. Como consecuencia, ellos podrían inclinarse hacia favorecer a la ultraderecha.
En estas circunstancias, hay una necesidad urgente de un programa y organización anti-extincionista y marxista revolucionaria. Este programa debe abarcar la lucha por la conversión industrial, empezando con el sector agrícola, de reducir su dependencia de los combustibles fósiles y transicionar a recursos de energías alternativas. La clave para el triunfo está en unir a los luchadores entre los trabajadores, estudiantes, jóvenes, migrantes y comunidades negras bajo una organización revolucionaria que los empodere a través de instituciones democráticas tales como comités de coordinación de luchas (o soviéticos). Se deben establecer comités multirraciales de la clase trabajadora en sus lugares de empleo y en comunidades para contrarrestar a las fuerzas represivas y construir la solidaridad en las luchas. Además, se debe movilizar a un movimiento contra la guerra para oponerse a los dos bloque imperialistas en Ucrania. Se debe exigir una reducción en las horas laborables, un incremento en el salario, y mejoras en los servicios sociales como prioridad.
Debemos desmantelar al estado imperialista francés, aboliendo sus instituciones y reorganizar a su sociedad desde una perspectiva socialista. La clase trabajadora francesa, los jóvenes, migrantes y las personas de color deben tomar este camino o ser testigos de la destrucción, la guerra y la represión de un estado imperialista en decadencia que los arrastrará en su camino al cementerio.
Francia se encuentra en una encrucijada, y la ruta que tome determinará su futuro. Solo a través de una lucha militante y unificada podría la clase trabajadora y de comunidades marginadas crear una sociedad que enfrente las necesidades y retos que prevalecen en el orden capitalista. Establecer un movimiento revolucionario anti-extincinista Marxista es indispensable para dirigir el movimiento de masas a nivel mundial.
Al terminar este articulo estallaba en África una crisis entre las semicolonias Francesas en ese continente que amenaza con terminar en una guerra entre varios países que responden por un lado a Rusia y el bloque con China y por el otro a las potencias del Oeste, incluida predominantemente Francia. Esto contribuye en manera significativa a la crisis del imperialismo francés.