Ganó Lula, siguen perdiendo los trabajadores

¡Abajo el plan de ajuste de #Lula! ¡aplastemos en las calles a la ultraderecha! ¡por la organización independiente y revolucionaria!

E Huehuetzin

1/12/2022

El 30 de octubre pasado, apenas por un 1.8% de ventaja en la segunda vuelta y participación de tres cuartos del electorado, el socialdemócrata #LuladaSilva, quien alguna vez en 2006 llegó al 80% de aprobación, ganó las elecciones presidenciales en #Brasil frente al ultraderechista Jair Bolsonaro. El Partido dos Trabalhadores do Brasil (#PT), el más grande de Brasil, articulado con extensas organizaciones sindicales raquiticamente logró sobreponerse al movimiento de Bolsonaro, incluso Lula reafirmó su simpatía a la derecha buscando el voto de sectores conservadores y reaccionarios -situación que el PT ya había hecho en el pasado- que se sumó al apoyo de los industriales, especialmente los petroleros. El resultado para el siguiente periodo será indudablemente un gobierno débil, que refleja un desgaste estructural en el PT y una reorganización de los sectores reaccionarios, donde el congreso y las gobernaciones son bolsonaristas.

Los resultados electorales son también la muestra de la confrontación interburguesa internacional, asemejándose a la situación de Sudáfrica. El protoimperialismo brasileño siempre ha tenido los pies de barro, ahora más cuando el bolsonarismo, aunque, trata de quedar bien con Putin, también responde a intereses estadounidenses, esencialmente con el capital agroindustrial amparado por las oligarquías rurales, mientras que el Lula corresponde esencialmente a los (B)RICS; sin embargo, aunque Lula logró colocar a Brasil dentro de las potencias internacionales aprovechando el hueco que significaban la caída de los ex Estados obreros, es una potencia que ahora ya no puede dar más de sí, dado que por un lado sus empresas han recibido fuertes golpes por los EEUU (donde destaca Odebrecht en la Operación Lava-Jato que terminó costando la presidencia a la heredera de Lula, Dilma Rousseff) y dado que Rusia se encuentra ocupada con el conflicto interimperialista en Ucrania. Lula estará presionado por el ala demócrata estadounidense para llegar a acuerdos.

Nacionalmente la burguesía está dividida y ha desembocado en sus preferencias a Lula, apostando por la mayor estabilidad posible, como por el bando de los (B)RICS. Por su parte, otro grupo con buen peso político, el ejército, ha aceptado la validez de los resultados electorales mientras que en su base (suboficiales y oficiales de bajo rango) no abandonan sus simpatías reaccionarias con el bolsonarismo. Lula no llamará a la movilización de masas contra el ultraderecha ni por mejoras laborales ni forjará un Estado laico, dará algunas dádivas y paliativos, no quiere romper el equilibrio burgués y pese a las esperanzas de los grupos #ecologistas y #LGBTTTI+ no se ven perspectivas de pasos considerables en dichas áreas.

Un indicador del gobierno de Lula es el conservador Geraldo Alckmin, el nuevo vicepresidente, pues refleja el gran poder que la iglesia tiene en el país, que además de pasar por encima de la laicidad pues es miembro del Opus Dei, continúa el legado neoliberal del petista Antônio Palocci quien fuera ministro de hacienda en uno de los mandatos de Lula. El conservador Alckmin ya había competido en varias ocasiones electorales anteriores contra el PT, había tenido nexos con el gobierno de Michel Temer, Alckmin ha estado envuelto en numerosos escándalos de corrupción (como prácticamente todos los políticos brasileños) y hace recién un año abandonó el Partido da Social Democracia Brasileira (PSDB) -uno de los partidos históricamente más corruptos de Brasil- para integrarse al Partido Socialista Brasileiro, apoyo de Lula.

La derecha brasileña, altamente vinculada a la iglesia católica y evangélica también rescata la herencia del militarismo de los años de dictadura entre los 60s y 80s, de carácter anticomunista y aunque nacionalista colaboracionista al imperialismo estadounidense. Las oleadas reaccionarias que vive #AméricaLatina no están aisladas del proceso de regresión de sistemas y regímenes a nivel mundial o de las oleadas reaccionarias como Trump o Meloni, en casos como el brasileño, Bolsonaro no demostró ser una opción para la estabilidad, aunque las bases sociales de la derecha conservadora han crecido y el poder de las iglesias tiene un alcance destacable. La derecha liberal nos encamina a una tercera guerra mundial, mientras que la derecha conservadora nos regresa a modos de producción y regímenes que algunos consideraban ya superados. En Brasil Lula extenderá la mano a esta derecha.

El “progresismo” ha sido una versión más ecléctica y caricaturesca del reformismo y la socialdemocracia históricas, hoy destacan por su populismo nacionalista de colaboración de clases y una abierta oposición a la revolución. Han sido autores también de la negativa y distorsión a demandas de las masas populares, artífices de la domesticación de masas con sus estructuras burocráticas y han perseguido a los sectores más independientes, clasistas y radicales, además han encabezado numerosos escándalos de corrupción. Buena parte de las fuertes oleadas reaccionarias que ha tenido América Latina y el mundo han venido luego de que este sector allana el camino de la derecha colaborando en la destrucción de los grupos de izquierda más radicales del movimiento social. Los chantajes en los que estos grupos basan su plataforma política, más allá del lugar común de promesas de prosperidad económica, paz, anticorrupción y “democracia popular”, han sido la amenaza del ascenso de la derecha o bien acusando el “divisionismo” de la izquierda, de ninguna manera reconociendo que ellos solapan a la derecha, toleran fascistas y defienden a la burguesía. No hay ningún aplauso para un Alberto Fernandez, Lopez Obrador, Castillo, Boric, Abinader, Xiomara, Evo-Arce, Maduro, Castro-Diaz-Canel o a un Ortega, todos ellos han redirigido las armas al pueblo. Tan falaz es también justificar defenderlos sólo porque tienen un fuerte apoyo de masas, no sólo dicho llamado es una consigna hueca y oportunista claudicante a la revolución, sino un peligro que puede conducir a apoyar a personajes verdaderamente reaccionarios en función sólo por fuerza política gravitacional.

El PT, que en sus orígenes fue un ‘partido obrero’, luego continuó y desarrolló políticas neoliberales e imperialistas como heredero de Henrique Cardoso y su PSDB, hoy es un partido burgués más, con un pragmatismo que lo vincula con otros poderes de utilería socialista y antiimperialista de la región agrupados en el MERCOSUR. En periodos anteriores el PT ya ha tenido rupturas, sin embargo, varias de las rupturas por izquierda han retornado su apoyo a Lula o a su partido en las coyunturas electorales como en algunos temas parlamentarios, ello no es una vía de independencia de clase, sino ir a la cola del electorerismo y depender del sistema político institucionalizado para existir, fuera del PT ni el Partido Democrático Laborista (PDT), Movimiento Democrático Brasileño (MDB), ni los menores Partido Socialista Brasileño (PSB), Partido Comunista del Brasil (PCdoB), Solidaridad (Solidariedade), Partido Socialismo y Libertad (PSOL) ni Partido de la Movilización Nacional (PMN) son la opción.

El periodo actual nos demanda repasar las lecciones alrededor de las guerras mundiales pasadas puesto que nos encontramos frente a un ambiente de conflicto interimperialista y de igual manera bajo amenazas de la ultraderecha y sectores más reaccionarios. Por este instante la socialdemocracia, los reformistas y otros cubren una alternancia de la primer oleada ultraderechista, grupos estalinistas, trotskistas y otros que se reivindican revolucionarios se sitúan detrás de los capitalistas socialdemócratas, festejando desde a Trumps o Bidens hasta Ortegas desechando la crucial independencia de clase, apoyando la política de los norteamericanos frente a la guerra o a la migración, o la represión de los carabineros a los mapuches (Chile y Argentina). Este colaboracionismo de clase destruye los avances de las masas hacia su emancipación y mantiene las cadenas de la humanidad hacia la extinción.

La única vía posible que pueda defender la #Amazonia, parar la violencia en las favelas y mejorar las condiciones de los #trabajadores es con la movilización y organización revolucionarias. Debemos reorganizar a la izquierda radical, recuperar el sindicalismo independiente y revolucionario, romper el PT y construir el partido revolucionario que derrote a la ultraderecha en las calles y supere la embustera democracia burguesa y su alternancia tomando el poder en pro de la democracia obrera revolucionaria.

¡Ni un paso al fascismo, ni a la ultraderecha!

¡Rebasemos a los reformistas! ¡por la movilización independiente de la clase obrera y los oprimidos para derrotar los planes del gobierno y aplastar a la derecha!

¡Por la organización política independiente y revolucionaria de los trabajadores! ¡Coordinadoras, consejos y partido revolucionarios!

¡Por un gobierno obrero, campesino y popular!

¡Por una Federación Socialista de Sudamérica!

¡Socialismo o extinción!

#SocialismooExticnión #BRICS #EleccionesBrasil2022 #EleccionesBrasil

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *